- Facilitar
la comunicación. Puede tener limitaciones sociales o culturales para relacionarse
y comunicarse con otras personas usuarias, por lo que debemos mostrarnos
comunicativos y afables con la persona, explicándole antes qué es lo que se va
hacer, cómo y su finalidad. Ser afectuosos no debe consistir en adoptar un tono
de lenguaje infantil.
- Ser
positivos. Ayudarles a ver las cosas de forma positiva aunque la persona
usuaria sienta soledad, tristeza, depresión o ansiedad, manteniendo el buen
humor e incluso siendo capaz de reír con ella.
- Crear un
ambiente de confianza que facilite el que expresen lo que les aflige, inquieta
o preocupa, evitando que se aíslen. Sin embargo, se debe tener en cuenta que un
ambiente de confianza no cosiste en contarle situaciones o problemas
personales, pues puede afectarles haciéndoles sentir mal y añadiéndoles
problemas a su vida.
- Personalización de la atención. Dirigirse siempre a la
persona con respeto, llamándole por su nombre y no tuteándole. Tratarle de
USTED y por su nombre, no como uno más, sino teniendo en cuenta sus hábitos diarios y gustos personales. Ser
flexibles, adaptándose a las necesidades y ritmos; conocer y tener en cuenta
sus deseos.
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